Gastón Fiorda, autor de Borges y El Pacto Sur |
Hace unos días llegó a mis manos la novela Borges y el Pacto Sur, primer libro de ficción publicado por Gastón Fiorda. En la novela, el protagonista ―quizás un alter ego del autor― nos atrapa en una cacería en búsqueda de develar el mito de que Borges, en realidad, nunca existió. La idea especular del soñador soñado se va impregnando en sus páginas hasta llegar a un desenlace donde el lector es quien deberá proponer la última palabra. Me intrigaron algunos detalles de la novela que, según cuenta el autor, pretende ser un homenaje a Jorge Luis Borges. Por eso, decidí hacerle algunas preguntas:
—Tomando en cuenta que Borges nunca escribió novelas, ¿por qué escribir una novela para homenajearlo?
—Porque resulta una novela más ligada a lo personal que referida a Borges. Le concedo la autoría de mis preferencias literarias, básicamente como lector; en definitiva es una novela que celebra la acción de la lectura, y en este caso al “Borges lector” que está presente en todas las obras del “Borges escritor”. Lo anecdótico resulta la narrativa; una novela que habla de él, escrita por él y que define circularmente su condición de lector.
—¿Cómo fue el proceso creativo de Borges y El Pacto Sur? ¿Cómo surgió la idea, el argumento? ¿Tenías planteado desde el principio esa trama de efecto especular o surgió a partir del propio trabajo de escritura?
—Surgió como una idea intempestiva, que fue alterándose en el proceso de redacción. Lo primero que apareció en el horizonte fue pensar en un cuento que especulara con las consecuencias que ocasionaría en el mundo literario actual si Borges viviera. Si tal como lo concebimos en su universalidad, estuviese en condición de anónimo en un reducto ignoto del conurbano bonaerense. Y luego, escribiendo en espejo con un amigo —él creó una especie de reverso literario de “Borges y el Pacto Sur”— llegué a la conclusión que la virulencia del argumento demandaba una extensión mayor a la de un cuento. El modo de concebir la trama derivó en una novela que en pleno proceso de redacción desplegó un asombroso juego de ingeniería intelectual propio de la figura de Borges.
—El protagonista de la novela es una especie de alter ego de Gastón Fiorda, de hecho se llama Gastón. Si se quiere, y guardando la distancia, es una especie de Chinasky, alter ego literario de Bukowski, ¿por qué trabajar con un protagonista de ese estilo? ¿Qué te permitió esa voz que no te permitía otra? ¿Qué tiene y qué no tiene del original?
—Identidad. Si bien el personaje es una construcción literaria, el hecho del nombre, el lugar donde vive y las calles que camina lo aproximan a mi realidad. Y esa proximidad le otorga verosimilitud, credibilidad. En esta novela los sentimientos no se falsean, como tampoco las situaciones y los hechos, que de algún modo fueron sucediendo no precisamente en el orden cronológico en que están puestos en el libro. Además, hay un homenaje, muy personal, a Borges por entenderlo responsable de mi interés por la literatura y el oficio de escribir.
—¿Sobre qué temas te interesa escribir? (Si es que hay alguno, o algunos, en particular)
—En realidad, me siento identificado con los pequeños mundos posibles al interior de una persona; acontecimientos indecibles que se acumulan o se proyectan desde la mente, las emociones, los recuerdos. No hay heroicidad en mis personajes ni escenas majestuosas. Todo lo contrario, por lo general describo el mundo que el convencionalismo cultural denominaría “de los perdedores”.
—¿Cómo es tu forma de trabajar a la hora de sentarte a escribir? (¿Tienes hábitos, escribes de noche, o de día? ¿Creas un plan previo, o te dejas llevar por lo que va surgiendo a medida que escribes la historia? ¿Llevas apuntes? ¿Tienes libreta de ideas?).
—Por lo general escribo a la mañana, todas las mañanas. Y tengo hábitos muy arraigados. Primero intento definir los perfiles de los personajes principales, planifico escenas o situaciones que pueden atravesar, vínculos entre ellos, conflictos. Anoto todo en las libretas que guardo por toda la casa y mi bolso de trabajo. En cuanto a la historia, siempre tengo claro el inicio y el final, lo que sucede entre un punto y otro lo voy descubriendo en el proceso de redacción. Sucede que lo intempestivo siempre es más atractivo que lo premeditado.
También le pedí a Gastón Fiorda que recomendara sus #5Libros, puedes leerlo por acá. Y ya que estás leyendo sobre autores emergentes, te invito a pasar y leer:
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