Vía Eduardo Sobico |
En las "Memorias inolvidables de la presentación de Todas las mañanas un muerto", contaba que esa noche fue muy emotiva. Estuvo llena de sorpresas hermosas. Entre esas sorpresas, quiero destacar el regalo maravilloso que me hizo Eduardo Sobico.
Sobre Eduardo Sobico había escrito alguna vez en La Aquateca, a propósito de un encuentro de lecturas dibujadas que se hacía en La Boutique del Libro de San Isidro. Eduardo es un artista plástico que interviene los libros que lee con sus ilustraciones. El trabajo es hermoso y, como decía en aquella entrada, da la impresión de que trabaja en trance. Aunque más que en trance, se podría decir que es en sintonía con lo que lee. Va leyendo y las imágenes que esa lectura le genera las dibuja luego en el propio libro.
Pues bien, Eduardo tuvo la gentileza de ilustrar un ejemplar de Todas las mañanas un muerto durante la presentación del libro. Fue una sorpresa maravillosa que se me acercara al final de la charla con el libro en la mano lleno de esos fantásticos dibujos.
Lo más especial de todo es que, según me había contando alguna vez, estas intervenciones él no las hace en vivo, sino que suele leer con atención de principio a fin y luego sí se pone a trabajar con el lápiz. Pero como esta vez no había podido conseguir el libro con tiempo (la distribución apenas había comenzado antes de la presentación) compró un ejemplar previo a la charla y mientras Elsa, Alejandra, Laura y yo hablábamos sobre los cuentos, él dibujaba. Ahí en entre las sombras del fondo de la sala, con un lapiz mínimo. Un gesto que le agradeceré cada vez que abra el ejemplar ilustrado que luego me obsequió.
Acá comparto algunas imágenes de esas ilustraciones, para que se den una idea del trabajo de Eduardo y también como un homenaje a su trabajo artístico.
¡Gracias Eduardo por regalarme este complemento mágico para mi primer libro de cuentos!
Lo guardaré como un tesoro.