Cuento | Con las patas hacia el cielo


Por: Maumy G. (*)

Todas las noches Julián pide la leche. No hay leche, le dice mamá. Pero Julián nunca entiende a la primera, insiste hasta que mamá le suelta un pescozón. Aunque me da lástima no puedo consolarlo, sino mamá se la agarraría conmigo.

Mamá es buena, pero no es igual desde que Rómulo se fue. Primero se quedaba acostada, llorando. Mercedes, la señora del almacén, venía a visitarnos. Traía sopa. Después, mamá empezó a trabajar de noche. Algunas veces llega con hombres hediondos a caña y nos pide que salgamos a jugar al frente. 

Hace poquito uno se volvió loco. Le pegó. Dijo que era una puta de mierda. Julián se puso a llorar a los gritos. El hombre salió del rancho sin camisa, con los puños levantados. Mercedes lo amenazó con un palo y nos llevó con ella hasta su casa. Al rato llegó una patrulla. La vimos pasar hasta el rancho. Hacía ruido de sirena y luces azules. Los vecinos también salieron a ver. Esa noche nos quedamos con Mercedes. A mamá tuvieron que llevarla al hospital. 

Hoy es diferente. Mamá le dijo a Julián que estaba cansada. Le dio agua de papelón y se fue al patio. Lee el recorte que le trajo Mercedes. Sonríe. Debe ser algo bueno. Desde adentro, Julián dice que quiere prender una vela. Mamá sigue mirando el recorte. Me quedo con ella. La abrazo. Dice que no van a venir más hombres al rancho. 

Entonces siento olor a humo. 

Mamá comienza a gritar. Algunos vecinos se acercan. Nos ayudan a sacar a Julian del rancho. Tiene la cara negra como el humo y llora. Hay que esperar a los bomberos, dice un vecino. Mamá se sienta en el borde de la acera. Acurruca a Julián. El humo huele feo, se nos pega. Mamá dice que las llamas parecen patas buscando de donde agarrarse. Una cucaracha con las patas hacia el cielo, dice. Mercedes se nos acerca. Levanta a Julián, que se chupa el dedo. Vamos, le dice a mamá. Y despacito nos vamos alejando.


(*) Este relato forma parte de los proyectos AquaVioleta. Fue publicado en la Red Falsaria. Te invito a votarlo ahí.