Patricia Highsmith |
Una de las cuestiones fundamentales a la hora de escribir es saber reconocer el germen de una idea que podría llegar a convertirse en un buen relato, cuento o novela. ¿Por qué? Simple: si no tengo una idea, ¿sobre qué escribo? Pues bien, acá cuento un poco sobre este tema, con la ayuda de lo que dice al respecto la escritora Patricia Highsmith, en su libro Suspense.
Según comenta Highsmith en Suspense, el origen de una idea -el germen- probablemente pueda ser cualquier cosa: "un niño que al caer en la vereda derrama su helado, un señor de apariencia respetable que subrepticiamente, como urgido por una compulsión, se mete en el bolsillo una pera madura de la verdulería sin pagarla; o una breve secuencia de acción que irrumpe inesperadamente sin que hayamos visto u oído nada que hubiera podido provocarla". Pueden ser detalles "pequeños o grandes, sencillos o complejos, fragmentarios o bastante unitarios, inermes o móviles. Lo importante es reconocerlos cuando sobrevienen". Ella los reconocía por la exaltación que le provocaban de inmediato, similar al placer que sentía al leer "un buen poema o una buena línea dentro de un poema."
El escritor debe estar atento, entrenar el oído y la vista. Los gérmenes pueden surgir en cualquier lado: en el colectivo, en la verdulería, camino al gimnasio; o en cualquier situación: un susto en la calle, el extravío insólito del celular, un payaso en el Subte. A mi se me ocurrió la idea de un cuento a partir de haber visto a una señora cruzar la calle con un andador, por ejemplo. Sin embargo, todo depende del escritor, de qué lo mueve. Cada uno de nosotros observa al mundo con una mirada diferente. Lo particulariza. Si logramos definir sobre qué queremos hablar, entonces podremos pescar los gérmenes de las ideas que nos gustaría trabajar.
Propondría un ejercicio: salir a dar una vuelta o sentarse un rato en el parque, mirar qué pasa alrededor. No se trata de tomar notas compulsivamente, sino de observar, de escuchar. Prestar atención. Y luego, de imaginar. Pensar hilando, en función de las inquietudes que surjan a partir de esas observaciones. Pero hay que saber distinguir, algunas situaciones que parecen maravillosas en un principio terminan diluyéndose, no se desarrollan, se pierden. Por eso, lo ideal es enfocar la energía en los gérmenes que sí permanecen, horadando, removiendo. Porque de esos, seguro, saldrá un cuento o un relato, quizás hasta una novela, quién sabe.
Patricia Highsmith
Es una escritora estadounidense. Nació en Fort Worth (Texas) en 1921. A los 24 años comenzó a publicar relatos en la revista Harper's Bazaar. En 1950, publicó su primera novela, Extraños en un tren, con la que se hizo famosa, gracias a la adaptación cinematográfica dirigida, un año más tarde, por Alfred Hitchcock. Su personaje más famoso es el amoral Tom Ripley, quien protagonizó sus novelas más conocidas y sobre el que también se filmaron varias películas. Fue una escritora muy prolífica, escribió más de treinta libros, entre novelas y relatos, en su mayoría basados en la culpa, la mentira y el crimen. La mayoría de sus personajes suelen rozar la psicopatía, moviéndose en el límite de lo que podría considerarse bien o mal. Prefirió siempre la compañía de sus muchos gatos y caracoles en lugar de la gente, por lo cual, la acusaban de misantropía. Murió en Suiza, en 1995.