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| Ilustración AquaVioleta |
Manuel mira la televisión mientras espera que Laura llegue. El último clásico Boca-River de la temporada está por comenzar y él no puede verlo. Durante la última media hora, ha estado haciendo zapping sin mucho entusiasmo. Le prometió sushi a Laura si pasaba esa noche con él. Llega a conseguirlo mirando el partido y se arma otra vez la escena: ella a los gritos y él que se queda con las ganas. Un mes sin coger es demasiado.
Vuelve a cambiar de canal y aparece la sonrisa de Tinelli en mitad de la pantalla. Después, lo sorprende el close up de unas tetas enormes, dos pelotas presionadas por un escote de infarto. Recuerda el ruego reiterativo de su amigo Kike, cada vez que ven el programa: ¡Qué se le salga una!
Se aburre de las tetas escarchadas y cambia al Discovery. Dan un documental sobre avispones japoneses. No le interesa en lo más mínimo pero lo hace sentir menos idiota. Está viendo al avispón explorador moverse sobre la colmena cuando suena el celular. Es un mensaje de texto de Laura: Perdón, lee, alargaron la reunión. Recién estoy saliendo de la oficina. Estoy muerta, prefiero ir a mi casa. ¿Lo dejamos para mañana?
Le dan ganas de tener alguna facultad paranormal y poder desintegrar a Laura a través del celular, pero recuerda el partido; ahora sí puede verlo. Se hace el comprensivo: No hay problema, amor, escribe. Nos vemos mañana. Aprieta send y regresa al dominio del control remoto. Vuelve a sonar el celular. Es un nuevo mensaje de Laura: Kike, bonito, lee, luz verde. Te espero.
(*) Este relato breve fue publicado originalmente en AquaVioleta bajo el título Mensaje de texto. Corregí el texto y lo subí, con sus modificaciones, a la red Falsaria. Los invito a votarlo ahí.